domingo, 17 de junio de 2007

para ti, papá

para mí, como para todas las niñas, mi padre fue un super héroe, ese hombre grande que tenía las respuestas para todo, que me llevaba a comer helados y se divertía escogiendo un juguete para mí. siempre me animó a pintar, jugar y crear; me enseñó que aprender es una aventura fascinante; que el buen humor no está reñido con ser una persona que lleva la vida seriamente y me inculcó que la única manera de “saber” realmente era comprendiendo el porqué de las cosas. nunca ha dejado de soñar y aprender. eso es quizá lo mejor que he heredado de él y espero conservar.


uno de los pasatiempos que más me gustan es dibujar y hacer manualidades. cuando era chiquita mi papá siempre me impulsó a hacerlo. nunca escatimó en comprarme colores, plumones, crayolas, plastilinas, cuadernos para pintar. ir con él a lau chung, minerva o la casa del ingeniero era una fiesta y salíamos con un arsenal. entre las varias cosas que guardo y que tienen gran valor para mí están unos dibujos que hice cuando tenía entre dos y tres años. él los guardó y les puso fecha. hace tiempo me los dio y me sorprendí de que los hubiese tenido almacenados tantos años. en esos papeles ahora amarillentos, además de unos pecesitos y un marciano, está sobre todo el cariño que puso en conservarlos.


perfeccionista, pero no de forma caprichosa o engreída sino porque para él las cosas debían estar siempre bien hechas, recuerdo que cuando era niña e íbamos a comprar ropa (de calle o el horrible uniforme escolar que se usaba en ese entonces) yo odiaba que le diera vuelta a la prenda para revisar las costuras o abriera y cerrara todos los botones y cierres para ver si funcionaban bien. no contento con eso, si había algo mal hecho, se lo decía al vendedor y le aconsejaba que tuviera más cuidado con la mercadería que ofrecía. yo detestaba eso y me quería morir de vergüenza... y no puedo más que sonreír cuando hoy en día yo voy a comprarme algo y me sorprendo a mí misma haciéndole el “control de calidad” a la ropa. igualita que él, salvo que yo me ahorro los consejos al vendedor.


mi papi me enseñó a amar los libros. los leía, los comentaba, siempre estaba pendiente de que yo tuviese algo interesante que leer. con su memoria prodigiosa, te contaba historias que había leído él de niño. cuando por cosas del destino yo terminé trabajando con publicaciones, le mostraba lo que hacía y él siempre me daba opiniones muy acertadas, era un “lector cero” ideal. ha leído todos los libros y revistas en los que he participado y tuvo siempre el comentario preciso para decirme lo que veía bien o mal.


hoy mi papi ya no puede leer porque su vista está disminuida. y pese a que la enfermedad ha confabulado contra él y lo tiene en una cama –es un sobreviviente de trances que otros no resisten-, su mente no se detiene. su nuevo hobby es la música. la escucha todo el día (además de las noticias, por supuesto) y en esos boleros, baladas y canciones del ayer recuerda sin duda todo lo que ha sido su vida. me hubiera gustado escribir un libro sobre él, pero el tiempo no nos fue favorable. ya habrá tiempo para ello algún día, ahora, debo aprovechar cada minuto que paso con él para decirle y demostrarle cuanto lo quiero. esto es para ti, papá, aunque no vayas a leerlo.


sábado, 16 de junio de 2007

la hora 36 y las demás

a veces quisiera que el día tuviera 36 horas. en primer lugar, para poder terminar ese montón de chamba que se acumula peligrosamente sobre mi escritorio y que ahora que trabajo free as a bird y soy mi propia jefa no tengo a quien delegar... pero en fin, es el precio de la libertad.

quisiera más horas sobre todo para dedicarlas a esos asuntos importantes a los que no siempre puedo darles tiempo, por ejemplo:

-llamar a los amigos con los que hace tiempo no hablo. religiosamente, una vez a la semana agarro la agenda y marco del número de alguien a quien hace lunas no veo, pero creo que no es suficiente.

-contestar con mayor tranquilidad los correos electrónicos que llegan a mi buzón.

-ver buena parte de la cantidad de pelis que he comprado con gran ilusión y hasta ahora no he podido ver.

-dormir todo un día, pero de verdad. ¡no hay como marmotear!

-dar una caminata sin rumbo ni apuro y ver hasta dónde llego.

-rippear todos mis cd (y algunos que me han prestado) y convertirlos en mp3.

-ver
seguidos los dvd de todas las temporadas de seinfeld.

-leer varios libros que están esperando desde que los compré.

-pasarme horas en internet de madrugada sin sacrificar el sueño.

-hacer ejercicio, ¡sin excusas!

y seguro un montón de cosas más que ahorita no me acuerdo y para las que las 24 horas quedan cortas.

dj

me gustaría ser dj. no de una radio, sino de un bar o discoteca. claro, tendría que ser un sitio de aquellos que tocan la música que me gusta (unos pocos), en los que -¡oh, tragedia!- hay verdaderos discjockeys, profesionales, que además de hacer bien su trabajo deben cuidar bastante su puesto. así que no creo que mis aspiraciones de hacer bailar o pasar un buen rato a la gente escuchando las canciones que yo elija se haga realidad y tendré que conformarme con seguir siendo periodista.

pero como todo en esta vida se compensa de algún modo, he tenido la suerte de poder dar rienda suelta a mis aptitudes de dj en la oficina (una en la que trabajé hasta hace poco). allí, contraviniendo las serias y ceñudas reglas impuestas por el departamento de administración (estaba prohibido escuchar música en las computadoras y debíamos conformarnos con una radio misia que sonaba a través de parlantes en toooodo el edificio) cada día era una fiesta, al menos en lo que al área de prensa se refiere.

y es que sólo puedo trabajar si tengo una buena banda sonora como fondo. una redacción silenciosa en la que sólo se sienta el sonido que hace cada quien con su teclado me parece una pesadilla. en este momento, en que escribo sola en mi computadora, tengo los audífonos puestos mientras los pixies suenan.

volviendo a aquel trabajo, en franca rebeldía poníamos música todo el tiempo y yo, tengo que confesarlo, me comportaba como una dictadora que hacía escuchar a los demás lo que quería. aunque nunca nadie se quejó. gracias a dios todos compartíamos el gusto por los 80 y los 90, el rock y el britpop.

por ahí desfilaron los smiths y el gran moz, blur, u2, depeche mode, tha clash, cerati, molotov, cristina rosevinge, lightning seeds, james y muchos más. de todo como el botica. dependiendo de mi estado de ánimo a veces ponía también música brasileña (perfecta cuando uno está feliz o enamorado), chill-out andino (¡miki gonzález corazón! aunque tenga detractores) o los temas de mi rey bosé.

las cosas que más me hacen recordar son los olores y la música. y recordaré esa oficina y a los amigos con los que compartí más de un año mucho trabajo, hartas risas, buena onda y no pocas chelas cada vez que escuche "you only live once" de los strokes, "babies" de pulp, "dos en la ciudad" de fito paez y "el burro amarrado en la puerta del baile" del último de la fila.

cuando me fui, uno de ellos me escribió un mail que decía: "gracias por hacer de este trabajo el que mejor música he escuchado". gracias a ti, mas bien. es uno de los mejores halagos que me han hecho.

por qué no diré no...

el nombre de este blog salió de la letra de una canción de the smiths, uno de mis grupos favoritos. "ask" se llama la canción y dice algo como "si hay algo que quieres probar, pregúntame, no diré 'no', ¿cómo podría?".

tener un blog es algo que quería probar y bueno, heme aquí. no sé si tendré la constancia para actualizarlo con regularidad ni ponerle el empeño que veo en muchos amigos. tampoco si lo que escriba le interesará a alguien. de lo que sí estoy segura es de que es una de las cosas de mi lista (una bastante larga de temas "to do" que cada año nuevo reviso y reescribo) que tenía pendientes.

divertirme un poco por un lado, hacer catarsis por otro, poner aquí algo de lo que me pasa por la cabeza, quizá publicar uno de esos cuentos que escribo cuando tengo tiempo y que no ha leído nadie... veremos qué resulta de haberle dicho "sí" a este asunto de los blogs.